Untitled, (colectivo de artistas). “Umbilical” (detalle).
Soy investigadora desde hace años y mi formación incluye la interdisciplina, de allí que muchas de mis imágenes digitales pertenecen al mundo de la matemática y del arte, también a la arquitectura. No obstante no conocía del arte literalmente científico, surgido de los laboratorios. Cuando leí la nota de Mercedes P. Bergliaffa, me asombré gratamente con el término ¨Laboratorio de Bioarte.¨ Felicitaciones a la universidad Maimónides por el emprendimiento!
Mariela Yeregui. "Entreveros (Darwin dixit)", 2013, detalle.
¨Umbilical”: el arte tiene ahora forma de cordón animal, de órgano manipulado. Y se trata de un órgano humano. Teñido de rojo por las proyecciones, esta vez el cordón umbilical es la materia prima de la obra. Retorcido, en hélice, adquiere la forma de un ADN de escala media gracias a su despliegue prácticamente escultórico en el formol que lo contiene. Se lo puede ver actualmente en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta, espiando por entre los agujeros de esa caja-relicario plantada en el espacio: no es uno, sino dos, cuatro, muchos fragmentos unidos de cordones umbilicales, hasta sumar, en total, 26 pedacitos formando un “collage” de información genética y arterias… Son parte de la muestra Recorridos , curada por Graciela Taquini y Rodrigo Alonso.
La exposición reúne un conjunto particular de trabajos, relacionados con el arte, la ciencia y la tecnología. Sobre todo esas obras vinculadas al bioarte, un área aún poco desarrollada en nuestro país.
Organizada por la Universidad Maimónides –donde funciona un laboratorio de bioarte perteneciente a la Escuela de Comunicación Multimedial– la muestra clarifica un poco el panorama de la relación entre arte, ciencia y tecnología. Es en ese laboratorio donde se realizó “Umbilical”, a través del colectivo de artistas Untitled, formado por docentes y directivos de la carrera, como Facundo Colantonio, Romina Flores, Guido Gardini, Alejandra Marinaro, Iván Moschcovich, María Eugenia Rodríguez, Robinson Soria, Alberto Varela y Daniel Wolkowickz.
“El laboratorio de bioarte se creó hace tres años, y el colectivo artístico, hace ocho”, explica Alejandra Marinaro, docente de Maimónides e integrante de Untitled. “Dentro del laboratorio desarrollamos obras en colaboración con otras áreas de la universidad. Por ejemplo, los cordones umbilicales que usamos para la obra los sacamos del laboratorio de Anatomía. Habitualmente se usan para investigación.”
La exhibición comprende además una sección de obras históricas que dialogan con otras contemporáneas. Algunos diálogos son claros, como el que se establece entre “Umbilical” y “Hábitat para caracoles”, ese trabajo pionero –año 1970– de Luis Fernando Benedit, en el que investigaba el comportamiento animal a través de espacios construidos artificialmente. Volviendo del futuro, su “Biotrón”, de 1970, fue el envío de nuestro país a la Bienal de Venecia de ese año, el “Fitotrón”, de 1972, actualmente expuesto en comodato en el Malba, y el “Laberinto para ratones”, también de 1972, fueron primeros gestos en nuestro país de una acción rotunda en pro de unir arte y ciencia.
Por su lado, en “Invasión instantánea”, fabulosa obra de Marta Minujín del año 1966 –que formó parte de la experiencia Simultaneidad en simultaneidad –, el espectador entra en la sala e inmediatamente es invadido por toda suerte de consecuencias de los medios de comunicación de masas: comienza a recibir llamados en teléfonos instalados allí, faxes (¡esa antigüedad!), mails, es filmado, le sacan fotos, su retrato es impreso, su voz es grabada y reproducida… “Velocidad, instantaneidad y demanda”, mencionan los curadores como características de esta obra, recreada ahora, en 2012, como contraposición a un mundo sereno y pausado.¨
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